El ciclo ontogénico vegetal puede ser dividido en etapas de distinta duración que generalmente se cumplen en forma secuencial y se denominan fases.
Las fases son momentos que se caracterizan por “la aparición, modificación o desaparición de órganos, o de transformaciones estructurales externas del vegetal, conducentes al cumplimiento del proceso de desarrollo.
Las fases fenológicas tienen una duración en el tiempo y sirven de limite a los subperíodos, que son entonces el tiempo transcurrido entre dos fases sucesivas.
Entre fase y fase los tejidos vegetales crecen, es decir, aumentan de peso o volumen preparándose para seguir cumpliendo con el desarrollo. El conjunto de fases y subperíodos constituyen el ciclo anual.
Las fases pueden ser visibles o invisibles. Las visibles como por ejemplo el nacimiento, macollamiento, espigazón y maduración de un cultivo anual como el trigo, son motivo de observación fenológica y según como se presenten, señalan la respuesta del vegetal al complejo ambiental. Lo mismo sucede con las fases ocultas o invisibles como por ejemplo la maduración de la sandia (fase invisible en la que desaparece el requerimiento de agua), germinación, tuberización, entre otras.
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